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Pedimos la dimisión de una concejala que ha demostrado ser incapaz de dirigir con un mínimo de dignidad y eficacia la concejalía de la que debería ser responsable, y no lo es, por privar a los vileros de poder disfrutar de zonas de esparcimiento y encima jugar con su salud.
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Su destitución, de no dimitir, está más que justificada: baste recordar que se trata de una zona donde muchos jóvenes y niños se sientan, tumban y revuelcan para leer o jugar, y donde incluso comen su almuerzo o merienda y, a pesar de estar casi recién estrenada, se encuentra en pésimas condiciones de higiene, abandonada y sucia, con restos de comida, cigarros y excrementos de animales. Si La Vila tuviese un alcalde, éste mañana mismo por la mañana actuaría, pero tenemos una marioneta cautiva de intereses muy lejanos a los de servir a su ciudad.