No es nada extraño que se haga publicidad de una empresa y que ésta nos anime a usar sus instalaciones y servicios, pero lo que sí nos deja perplejos es que se haga desde el mismo sitio donde nos acaban de usurpar la vida y orgullo de nuestro Casino, una de las empresas más emblemáticas de La Vila, de la cual sólo queda el edificio, como si de un esqueleto se tratase, y nuestros recuerdos por las vivencias irrepetibles allí acaecidas.
Ver ese cartel, incitándonos a ir a Alicante, sólo nos recuerda la hoja de ruta de su responsable y del actual alcalde de la Vila (marioneta de su antecesor y mentor, el falso médico Chemi). Es un insulto a los vileros y vileras.