La prensa de todo signo, ahonda en la podredumbre política, pontificando y pidiendo a todo bicho viviente un acto de contricción.
Como si el transfuguismo no hubiera llegado hasta los medios de comunicación.... Por un quítame de ahí una TDT, o insértame allá un cuadernillo publicitario, o concédeme acullá una emisora de radio, o dedícame una semana de noticias cruditas y titulares cariñosos, para mi gloria política..
El que no corre, vuela y nunca digas que ese cura no es tu padre. ¡Triste país en venta, de arriba abajo y de derecha a izquierda!
En un principio no me parecía correcto su final, porque en los casos que ha habido mociones de censura en que ha intervenido algún socialista, éstos han sido expulsados... Y el caso de Benidorm es diferente (como dicen los del PP, pero no por lo que ellos dicen, sino) porque en este caso no se ha comprado la voluntad de nadie sino que la incapacidad del anterior equipo del PP y sus desavenencias internas ha llevado a tal situación que nuestros compañeros se han visto obligados a hacer frente a una doble responsabilidad: cumplir con las promesas que hicieron en campaña a los benidormenses aceptando el encargo de gobernar (oportunidad nada tentadora con el poco tiempo de mandato restante y la crisis económica actual además del mal trago de una moción) y, por otra parte, mantener el respeto y fidelidad a las premisas de nuestro partido, viéndose obligados a abandonarlo (paso aún más difícil de tomar y muy doloroso).
Pese a todo ello y pensándolo más destenidamente, he considerado que también esa queja final es cierta porque nos avergüenza a los socialistas que representantes nuestros se hayan podido vender en distintas ciudades de España, convirtiéndose en tránsfugas y dándole el gobierno al PP. Uno le da vueltas buscando una explicación, y ... -en esto sí van a tener razón los del PP- la única conclusión clara es que no se puede imponer a nadie en las listas para las elecciones. Los acuerdos a los que lleguen en cada Corporación son los que valen y la lista que salga mayoritariamente votada es intocable.
También cabe considerar que de cambiar la ley electoral dificultando (si no se puede imposibilitar) los casos de transfuguismo (con una ley que obligue a todos los partidos y que impida volver a presentarse por ninguno al tránsfuga) menos oportunistas se colarían en unos y otros para cambiarse de chaqueta por una buena oferta.